Arriba
“Aquí arriba la brisa
impacta nuestros rostros
Con mucha más fuerza
que al de los habitantes
De ese Inframundo,
hogar de todos. Pero no de nosotros.”
Dijo, al borde del
abismo y al ritmo de su corazón galopante.
La fricción dificultaba
el desliz de pies desnudos.
Estaba el dolor, allí
estuvo siempre, pero no lo parecía.
“Dichoso el que abandone el foso de espíritus destruidos.
Sí, dichoso porque yo
estando vivo, allí sólo perecía.”
Los engranes del
matadero global hacían su trabajo.
A esa altura
cualquiera se daba cuenta de la verdad.
“Había miles de razones
para luchar estando allí abajo,
Pero me rendí al fin,
ya no soporto toda esa crueldad.”
Lágrimas se
deslizaban por un rostro que una vez cobijó
Una hermosa sonrisa,
tan radiante como quebradiza.
Ni siquiera hubo un
salto, simplemente ante la gravedad cedió.
Pocos recordarán la
sonrisa. El síndrome de una población olvidadiza.
- ¡!
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